viernes, 23 de agosto de 2013

Argentina: “Sip’Ohi, el lugar del manduré”, una película sobre relatos wichís


 “Sip’Ohi, el lugar del manduré” se estrenó en Buenos Aires Sip’Ohi, el lugar del manduré, una película que recorre los relatos ancestrales de la cultura wichí, a partir del profesor indígena Gustavo Salvatierra, quien vuelve a su lugar de origen para compilarlos.


 La historia de este filme comienza hace tres años, cuando el cineasta Sebastián Lingiardi y la guionista María Paz Bustamante rodaron el mediometraje Las pistas – Lanhoyij – Nmitaxanaxac, una historia de ficción interpretada por habitantes originarios de nuestra provincia.

En esa experiencia se unió al equipo Gustavo Salvatierra, docente que creció en El impenetrable chaqueño y finalmente terminó actuando en la película.

En ese encuentro, Salvatierra le propuso a Lingiardi hacer “una película más wichí”, para mostrar a los miembros de la comunidad, y llegaron a esta idea. El documental, de una hora de duración, hace foco en el recorrido de Salvatierra en El Sauzalito con la misión de compilar los relatos orales del pueblo wichí que sobrevivieron gracias a esta modalidad de transmisión. Allí se encuentra con su amigo Félix, quien lo acompaña en esa misión.

En una entrevista realizada por Página 12, Lingiardi afirmó su sorpresa en la experiencia: “Durante el rodaje, descubrimos que hasta los más chiquitos, que apenas hablan español, podían contarnos un relato. Eso fue maravilloso porque, como blancos occidentales, como escritores y lectores, conocíamos las recopilaciones de los cuentos y sabíamos que existían, pero pensábamos que quizá los más viejos iban a ser los que iban a poder contarnos esas historias. De repente, descubrimos que todos tienen un relato para contar. Y eso nos abrió muchísimo el espectro”.

En ese plano, el realizador afirmó que la decisión estética fue no ser representativo; “es decir, que las imágenes no fueran una ilustración de los relatos orales ni que tampoco nos quedáramos solamente en los momentos en que los relatos se enunciaban en esa intimidad, porque justamente en ese realismo tampoco habríamos llegado a la profundidad que tienen esos relatos y cómo afectan en la cotidianidad”.

Los cineastas destacan especialmente la simbiosis entre el ambiente y los individuos: “A partir de eso, surgen dos procesos que tienen que ver con asociaciones. Por ejemplo, en el relato que ellos tienen de cómo les roban el fuego a los dioses lo asociamos con una imagen sobre la práctica que tienen de hacer fuego. Y después ideas más abstractas como, por ejemplo, la pantalla en negro para una divinidad de ellos que es Takjuaj, un dios que puede mutar en cualquier forma. O sea que es pura potencia”.

Sobre cómo seleccionaron los relatos, Lingiardi afirmó que la decisión fue elegirlos para construir la cosmovisión de la cultura wichí, donde hay algo vinculado con un mundo más metafórico o alegórico.

“Nos quedamos más con esos relatos que con otras historias más realistas o, si se quiere, más históricas. Más que nada porque quisimos darle a la película una atmósfera más mitológica. Además, hay una cierta dificultad para acceder a los relatos, ya que si bien hay una confianza también hay una reserva. Entonces, la mayoría de los relatos que nos contaron están en la película”. La película Sip’Ohi, el lugar del manduré ya fue vista en Resistencia, en el complejo Guido Miranda.

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