“Sip’Ohi, el lugar del manduré” se estrenó en
Buenos Aires Sip’Ohi, el lugar del manduré, una película que
recorre los relatos ancestrales de la cultura wichí, a partir del profesor
indígena Gustavo Salvatierra, quien vuelve a su lugar de origen para
compilarlos.
La historia de este filme comienza hace tres años, cuando el
cineasta Sebastián Lingiardi y la guionista María Paz Bustamante rodaron el
mediometraje Las pistas – Lanhoyij – Nmitaxanaxac, una historia de
ficción interpretada por habitantes originarios de nuestra provincia.
En esa
experiencia se unió al equipo Gustavo Salvatierra, docente que creció en El
impenetrable chaqueño y finalmente terminó actuando en la película.
En ese
encuentro, Salvatierra le propuso a Lingiardi hacer “una película más wichí”,
para mostrar a los miembros de la comunidad, y llegaron a esta idea. El
documental, de una hora de duración, hace foco en el recorrido de Salvatierra
en El Sauzalito con la misión de compilar los relatos orales del pueblo wichí
que sobrevivieron gracias a esta modalidad de transmisión. Allí se encuentra
con su amigo Félix, quien lo acompaña en esa misión.
En una
entrevista realizada por Página 12, Lingiardi afirmó su sorpresa en
la experiencia: “Durante el rodaje, descubrimos que hasta los más chiquitos,
que apenas hablan español, podían contarnos un relato. Eso fue maravilloso
porque, como blancos occidentales, como escritores y lectores, conocíamos las
recopilaciones de los cuentos y sabíamos que existían, pero pensábamos que
quizá los más viejos iban a ser los que iban a poder contarnos esas historias.
De repente, descubrimos que todos tienen un relato para contar. Y eso nos abrió
muchísimo el espectro”.
En ese plano,
el realizador afirmó que la decisión estética fue no ser representativo; “es
decir, que las imágenes no fueran una ilustración de los relatos orales ni que
tampoco nos quedáramos solamente en los momentos en que los relatos se
enunciaban en esa intimidad, porque justamente en ese realismo tampoco
habríamos llegado a la profundidad que tienen esos relatos y cómo afectan en la
cotidianidad”.
Los cineastas
destacan especialmente la simbiosis entre el ambiente y los individuos: “A
partir de eso, surgen dos procesos que tienen que ver con asociaciones. Por
ejemplo, en el relato que ellos tienen de cómo les roban el fuego a los dioses
lo asociamos con una imagen sobre la práctica que tienen de hacer fuego. Y
después ideas más abstractas como, por ejemplo, la pantalla en negro para una
divinidad de ellos que es Takjuaj, un dios que puede mutar en cualquier forma.
O sea que es pura potencia”.
Sobre cómo
seleccionaron los relatos, Lingiardi afirmó que la decisión fue elegirlos para
construir la cosmovisión de la cultura wichí, donde hay algo vinculado con un
mundo más metafórico o alegórico.
“Nos quedamos
más con esos relatos que con otras historias más realistas o, si se quiere, más
históricas. Más que nada porque quisimos darle a la película una atmósfera más
mitológica. Además, hay una cierta dificultad para acceder a los relatos, ya
que si bien hay una confianza también hay una reserva. Entonces, la mayoría de
los relatos que nos contaron están en la película”. La película Sip’Ohi,
el lugar del manduré ya fue vista en Resistencia, en el complejo Guido
Miranda.
PUBLICADO EN:
NOTICIAS, TRAILERS Y RESEÑAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario